Poemas de Caraguatá
(Imagen final)
I
A la hora final
cada uno tendrá su pequeño paisaje
para borrar con él esa penumbra
de habitación de enfermo.
Este trozo de río no está mal, por
ejemplo,
para guardarlo as{i: las costas verdes
rodeándolo, brillante, silencioso.
Y son dos movimientos:
mientras el bote avanza
sin ruido, hacia adelante,
la imagen, al contrario,
va hacia atrás, silenciosa,
abriendo el pensamiento
y ancla profundamente.
Cuando toque soltar amarras
de una vez para siempre
el viajero no habrá de ver los muros
-frascos, cama, remedios-
sino este río inmóvil
bajo la luz del sol, resplandeciente.
Circe Maia, Dos voces (1981).
No hay comentarios:
Publicar un comentario